El Booze Breaker

Jakarta, un atardecer de verano, calor, lugar húmedo como pocos.

Recién habíamos abierto el bar, aún sin el bullicio de las 10 pm, se podía escuchar a los pájaros que revoloteaban por la terraza. Estaba tranquilo, como a mí gusta (sí, ya sé que quizás me equivoqué de trabajo).

Llegaban los primeros clientes, los que, como a mí, no les gustaban los ambientes ruidosos y prefieren conversar sin la necesidad de gritarle a su interlocutor.

Se acerca una chica al bar, se sienta y me pregunta: qué cócteles sin alcohol tienes?

Yo: Té helado, mojito sin ron (básicamente una limonada) y refrescos.

Ella: “Hmm… un agua con gas y limón, por favor”

En los siguientes minutos, seguimos conversando y me contaba lo frustrante que es para las personas que no beben alcohol el tener que conformarse con bebidas que tienen menos personalidad que un azulejo.

Pensé que si hay muy buenas pizzas sin gluten o postres sin azúcar ni lactosa deliciosos, deben existir también tragos sin alcohol más decentes que lo que ofrecíamos en el bar.

Investigando, leyendo, hablando con bartenders e incluso chefs (sí, son detestables, pero se aprende mucho de algunos) me dí cuenta de que efectivamente es posible preparar bebidas sin alcohol memorables.

Y así surge este proyecto donde quiero compartir lo que he descubierto que existe en el mercado y quizás no es tan conocido (como vinos y cervezas sin alcohol) así como los tragos que voy creando a partir de la experimentación.

La idea es que puedas inspirarte para que la próxima vez que alguien te pida un trago sin alcohol puedes ofrecerle algo más que una aburrida limonada.


El Booze Breaker